El estanque ha de formar parte del jardín, fundirse en armonía con el marco circundante. Es fundamental estudiar la disposición de entorno que lo alberga, su vegetación, formas, iluminación y demás factores, así como las características propias del estanque (tamaño y forma), para la consecución de una escena apropiada al estilo de la vivienda, del jardín y de las funciones que han de desempeñar.

Un estanque puede acompañar al jardín o ser protagonista de un espacio del mismo. El agua hace efecto de espejo (reflejando el cielo, un edificio o la vegetación circundante), provee humedad y frescor al entorno y funciona como un pequeño ecosistema para multitud de fauna, la cual nos recompensará reportando beneficios al propio jardín.

Las fuentes pueden formar parte de un estanque o ser elementos exentos, pero siempre van a aportar al jardín la sonoridad y vistosidad que ofrece el agua en movimiento. Las características de la fuente vendrán dadas por la morfología y diseño del jardín o de la vivienda, y tiene la ventaja de poder hacerse hueco hasta en los jardines más pequeños.